el archivo, aunque la situación legal era altamente incierta. La
representación bidimensional original del Triángulo de Penrose se
encuentra en el dominio público y no resulta claro si Schwanitz reclamó
derechos sobre el archivo, es decir sobre el código de software, sobre
los planos de la estructura del objeto o sobre la foto con la imagen del
Triángulo de Penrose. Después de las quejas públicas, Schwanitz
renunció a los cargos y liberó el diseño [@rideout-2012]. Sin embargo,
este primer encuentro ha sido seguido por reclamos corporativos más
estridentes y poderosos. Resulta interesante que el primer reclamo de
copyright sobre objetos tridimensionales imprimibles hayan sido sobre
una forma que en términos lógicos no puede existir en el espacio físico,
corpóreo, a excepción de una ilusión óptica que engaña al ojo.
febrero del 2011, _Thingiverse_[^thingiverse], un repositorio de
archivos de objetos propiedad de la fabricantes de impresoras 3D
_Makerbog Industries_, recibió su primer _cease & desist_[^ndt2]. El
diseñador que la envió, Ulrich Schwanitz, hizo un reclamo de propiedad
sobre un objeto que había sido subido a Thingiverse. El objeto es
cuestión era un modelo del "Triángulo de Penrose". Se trata de una
muy conocida ilusión óptica donde los lados del triángulo terminan
en los lugares incorrectos. El objeto no puede existir a excepción
de una representación bidimensional en papel. Schwanitz diseñó un
objeto tridimensional que al ser observado desde el ángulo correcto,
se asemeja a un Triángulo de Penrose. Un usuario de Thingiverse
le había hecho ingeniería inversa a partir de una foto. Temiendo
responsabilidad secundaria bajo la _Digital Millenium Copyright Act_,
Makerbot Industries decidió eliminar el archivo, aunque la situación
legal era altamente incierta. La representación bidimensional original
del Triángulo de Penrose se encuentra en el dominio público y no resulta
claro si Schwanitz reclamó derechos sobre el archivo, es decir sobre
el código de software, sobre los planos de la estructura del objeto o
sobre la foto con la imagen del Triángulo de Penrose. Después de las
quejas públicas, Schwanitz renunció a los cargos y liberó el diseño
[@rideout-2012]. Sin embargo, este primer encuentro ha sido seguido por
reclamos corporativos más estridentes y poderosos. Resulta interesante
que el primer reclamo de copyright sobre objetos tridimensionales
imprimibles hayan sido sobre una forma que en términos lógicos no puede
existir en el espacio físico, corpóreo, a excepción de una ilusión
óptica que engaña al ojo.
[^thingiverse]:La traducción aproximada sería "cosoverso".
[^ndt1]:El autor no cree que haya una distinción entre propiedad y
propiedad intelectual. Ver ¡Hackers GNUníos!
[^ndt2]:Documento legal utilizado para obligar la eliminación de obras.
Already a year before the Penrose debacle, many hobbyists in the community building open source 3D printers had expressed doubts about the role of Thingiverse. Responding to those doubts, one of the founders of the Swedish filesharing service The Pirate Bay launched a new website called ”The Product Bay”. It was announced that the repository would be fully dedicated to information freedom. In conjunction with this initiative, young adherers of the Swedish Pirate Party made visits to furniture- and design fairs in order to pass the message on to IKEA-salesmen and professional designers. Their days were numbered, just like the days of the middlemen in the music- and film-industry. This threat, or promise, cuts to the heart of the rationale behind the development of the open source 3D printer. The technology was developed by a group of hobbyists and hackers with the explicit aim of expanding the conflict over intellectual property to tangible, physical goods (Bowyer, 2004). A pointer is an auxiliary project to the 3D printer, the development of a user-friendly 3D scanner. It holds out the promise of circumventing in physical space any control that legal authorities might try to exercise over repositories and computer networks. With a 3D scanner sitting next to the 3D-printer, design files can be generated (that is, scanned) directly from existing physical objects.
Already a year before the Penrose debacle, many hobbyists in the
community building open source 3D printers had expressed doubts about
the role of Thingiverse. Responding to those doubts, one of the founders
of the Swedish filesharing service The Pirate Bay launched a new website
called ”The Product Bay”. It was announced that the repository would
be fully dedicated to information freedom. In conjunction with this
initiative, young adherers of the Swedish Pirate Party made visits
to furniture- and design fairs in order to pass the message on to
IKEA-salesmen and professional designers. Their days were numbered, just
like the days of the middlemen in the music- and film-industry. This
threat, or promise, cuts to the heart of the rationale behind the
development of the open source 3D printer. The technology was developed
by a group of hobbyists and hackers with the explicit aim of expanding
the conflict over intellectual property to tangible, physical goods
(Bowyer, 2004). A pointer is an auxiliary project to the 3D printer,
the development of a user-friendly 3D scanner. It holds out the promise
of circumventing in physical space any control that legal authorities
might try to exercise over repositories and computer networks. With a 3D
scanner sitting next to the 3D-printer, design files can be generated
(that is, scanned) directly from existing physical objects.
Casi un año antes de la debacle sobre Penrose, muchos hobbistas de la
comunidad que está construyendo impresoras tridimensionales libres ya
estaban expresando dudas sobre el rol de Thingiverse. En respuesta
a estas dudas, uno de los fundadores del servicio de compartición de
archivos sueco _The Pirate Bay_ lanzó un nuevo sitio web llamado "The
Product Bay"[^tpb]. Se anunció que este repositorio estaría dedicado
a la libertad de la información. En conjunto con esta iniciativa, los
jóvenes seguidores del Partido Pirata de Suecia visitaron ferias de
muebles y diseño con la idea de llevarle el mensaje a los vendedores de
IKEA[^ikea] y los diseñadores profesionales. Sus días estaban contados,
como los días de los intermediarios de las industrias de la música y el
cine. Esta amenaza, o promesa, llega directo al corazón de la razón
de ser detrás de la impresora tridimensional libre. La tecnología
fue desarrollada por un grupo de hobbistas y hackers con el objetivo
explícito de expandir el conflicto de la propiedad intelectual sobre
bienes tangibles, físicos. [@bowyer-2004] Un indicio de esto es un
proyecto auxiliar de la impresora tridimensional, el desarrollo de un
escáner tridimensional de fácil uso. Sostiene la promesa de circundar
en los espacios físicos el control que las autoridades legales pueden
intentar ejercer sobre los repositorios y las redes informáticas. Con
un escáner tridimensional junto a la impresora tridimensional, los
archivos de diseño pueden ser generados (es decir, escaneados)
directamente desde los objetos físicos.
[^tpb]:La Bahía de los Productos, en lugar de La Bahía (de los)
Pirata(s)
[^ikea]:IKEA se dedica a la venta de muebles baratos listos para armar.
The proposition that the 3D printer/scanner will make physical goods copyable just as software code is open to challenge. The claim has a fleeting resemblance with what the actually existing machine can do. Here I will leave aside the technical objections that one may want to raise against this idea (cf. Söderberg, 2013). My concern in the present paper is with the imaginary that propels the development of the home-built technology in one or the other direction. The chief merit of the open source 3D printer is that it introduces a narrative where ”bits” and ”atoms” converge. The convergence is destabilising for a number of disciplinary boundaries and associated theories within the academy. The study of new media and communication is pulled into a larger circuit of production, commodification and labour relations. Differently put, the old critique of political economy reassert itself over the former, not-so-new-anymore subject field. In the paper I set out to mobilise the political economy analysis against the predominant critique of intellectual property. The convergence goes to show that there are no hard lines between private property ownership (over atoms) and intellectual property ownership (over bits/ideas). The exceptionalism claimed for information vis-à-vis physical goods, by practitioners and scholars alike, is the shaky ground upon which the house of intellectual property critique has been built. In what follows, I suggest that this argument draws on the limited self-understanding of free software/open source advocates, combined with the limited theoretical presumptions of the classical, and, to some extent, neo-classical economic paradigm. Briefly stated, this limit comes from a naturalistic understanding of private property.