La reapropiación de lugares físicos y de propiedades inmuebles tiene una
historia mucho más larga que la de los movimientos autónomos. Algunas
veces, como es en el caso de los asentamientos piratas descrito por
Hakim Bey [-@bey-1995; -@bey-2003], estos lugares han evolucionado en
Hakim Bey [-@bey-2003], estos lugares han evolucionado en
ciudades como "formas de vida" alternativas [@agamben-1998]. La escasez
de viviendas luego de la segunda guerra mundial resultó en una oleada de
ocupaciones en el Reino Unido [@hinton-1988] lo cual tomó necesariamente
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@@ -180,25 +180,24 @@ Capital. Por otro lado, los espacios okupados tanto temporalmente como
los más o menos permanentes servían como bases, y algunas veces líneas
de frente, de un conjunto de actividades de protesta.
Con el inicio del neoliberalismo [@harvey-2005; @harvey-2007], las
okupas tuvieron que pelear duramente por su territorio, lo que tuvo como
resultado las "guerras okupas" de los '90. Lo que estaba en juego en
estos choques que bloqueaban frecuentemente calles enteras, era el
forzamiento al Estado y el Capital a reconocer las okupaciones como una
práctica social medianamente legítima. Mientras que el allanamiento e
ingreso a propiedad privada continuaba siendo ilegal, las okupas
recibían al menos una protección legal temporal y las disputas debían
ser resueltas en una corte, usualmente tomando un largo tiempo para
concluir. La okupación proliferó en esa "área gris". Se establecieron
prácticas de refuerzo, leyes okupas y marcos de trabajo en el Reino
Unido, Catalunia, Países Bajos y Alemania. Algunos de los centros
sociales más poderosos (como el EKH en Viena) y un manojo de escenas
fuertes en algunas ciudades (como Barcelona) lograron asegurar su
existencia hasta la primer década del siglo XXI. Los años recientes han
visto una serie de golpes a las últimas zonas de okupaciones populares,
como la abolición de las leyes de protección de okupas en los Países
Bajos [@usher-2010] y discusiones sobre el mismo tema en el Reino Unido
[@house-of-commons-2010].
Con el inicio del neoliberalismo [@harvey-2007], las okupas tuvieron que
pelear duramente por su territorio, lo que tuvo como resultado las
"guerras okupas" de los '90. Lo que estaba en juego en estos choques que
bloqueaban frecuentemente calles enteras, era el forzamiento al Estado y
el Capital a reconocer las okupaciones como una práctica social
medianamente legítima. Mientras que el allanamiento e ingreso a
propiedad privada continuaba siendo ilegal, las okupas recibían al menos
una protección legal temporal y las disputas debían ser resueltas en una
corte, usualmente tomando un largo tiempo para concluir. La okupación
proliferó en esa "área gris". Se establecieron prácticas de refuerzo,
leyes okupas y marcos de trabajo en el Reino Unido, Catalunia, Países
Bajos y Alemania. Algunos de los centros sociales más poderosos (como el
EKH en Viena) y un manojo de escenas fuertes en algunas ciudades (como
Barcelona) lograron asegurar su existencia hasta la primer década del
siglo XXI. Los años recientes han visto una serie de golpes a las
últimas zonas de okupaciones populares, como la abolición de las leyes
de protección de okupas en los Países Bajos [@usher-2010] y discusiones
sobre el mismo tema en el Reino Unido [@house-of-commons-2010].
El mediactivismo se desarrolló por vías similares, sobre la base de una
tradición de publicaciones independientes. Adrian Jones [-@jones-2009]
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@@ -206,7 +205,7 @@ aduce una continuidad no sólo estructural sino también histórica en las
prácticas de las radios piratas de los '60 y los conflictos de copyright
contemporáneos protagonizados por Pirate Bay. Desde un punto de vista
estrictamente activista, una contribución temprana muy importante fue
Radio Alice [-@alice-1976] que emergió desde la escena autonomista en
Radio Alice (en 1976) que emergió desde la escena autonomista en
Boloña [@berardi-mecchia-2007]. Las radios piratas y su contraparte
reformista, las estaciones de radio comunitarias, florecieron desde
entonces. Sin embargo, rekuperar las frecuencias de radio era solamente
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@@ -282,7 +281,7 @@ ideológicas, sin embargo, lo que distinguía a las practicantes
mediáticas en términos de identidad es que no se veían a si mismas
simplemente como ajenas o proveedoras de servicios, sino como una parte
integral del movimiento social. Como demuestra Söderberg
[-@soderberg-2001], las convicciones políticas de una comunidad de
[-@soderberg-2011], las convicciones políticas de una comunidad de
usuarias puede ser una habilitadora usualmente menospreciada de
creatividad tecnológica.
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@@ -465,7 +464,7 @@ individuales. Los Fablabs pueden ser la nueva generación en la evolución
de los hackerspaces, focalizándose en la manufactura de proyectos de
construcción personalizada. Se les encuadra como una fábrica repensada a
partir de la inspiración del modelo de producción de pares
[@mit-bits-and-atoms-2007]. Lo que caracteriza a los hackerspaces (junto
[@mit-2007]. Lo que caracteriza a los hackerspaces (junto
con la mayoría de los fablabs) es que están armados por hackers y para
hackers con la misión principal de apoyar el hackeo.
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@@ -548,7 +547,7 @@ contradicciones inherentes a la misma tradición política
hackers: cryptolibertad, software libre y de código abierto y
underground hacker. Sin embargo, no pretenden que dichas categorías
agoten la riqueza de la cultura hacker. Al contrario, en un artículo de
opinión en el _Atlantic_, Coleman [-@coleman-2010] explícitamente
opinión en el _Atlantic_, Coleman [-@coleman-golub-2010] explícitamente
menciona que la escena de seguridad informática ha sido sub-representada
en la literatura sobre hackers. Las tres tendencias identificadas en su
texto difieren ligeramente de la clasificación que sugiero aquí. La
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@@ -970,9 +969,9 @@ a menudo quedan estancadas en lo que podría llamarse un "gueto
activista" o un "underground", lo que significa que inclusive el
proyecto de la _Burnstation_ descrito anteriormente era accesible
solamente a un grupo social limitado. A través de un proceso que
Granzfurthner y Schneider describen como cooptación capitalista de la
Grenzfurthner y Schneider describen como cooptación capitalista de la
resistencia fértil inherente a esas escenas
[-@granzfurthner-schneider-2009], los hackerspaces se las arreglaron
[-@grenzfurthner-schneider-2009], los hackerspaces se las arreglaron
para ir más alla de estos límites históricos y forjaron conexiones
importantes. Esto último, continua teniendo un efecto duradero a través
de los artefactos tecnológicos (tanto abstractos como físicos) que
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@@ -1000,7 +999,7 @@ hackerspaces yace precisamente en el hecho de que no se han convertido
en un movimiento social y por lo tanto no se encuentran limitados por
las convenciones de los movimientos sociales. Se ubican en la
intersección entre la distopía del "taller paradisíaco geek"
[@granzfurthner-schneider-2009] y la realidad utópica de los espacios
[@grenzfurthner-schneider-2009] y la realidad utópica de los espacios
genuinamente contestatarios de alto impacto. Si más hackers pueden
combinar la productividad tecnológica del "imperativo manos-a-la-obra"
[@levy-2001] y las amplias posibilidades de polinización cruzada
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@@ -1009,213 +1008,7 @@ hay un mundo por ganar.

Obras Citadas
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Agamben, G. (1998) *Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life*.
Standford, CA: Stanford University Press.
Referencias
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Anon. (2008) *Hackerspaces: The Beginning*. [e-book]